
El pato camina y caga, su propia naturaleza lo destina a eso.
El ser humano nace y caga
La propia madre le limpia y hasta los 3 años el olor no deja
respirar a los hermanos
y quien la pario lo sigue limpiando.
Aprende que el baño es un regocijo
pero sigue embarrando la casa con la pelota traida bajo el brazo,
decora el living con una hermosa marca de zapatos mojados
y las manos verdes llenan las paredes de huellas digitales.
La polenta llena a los progenitores de ilusiones
y los veteranos se dislumbran con su crecimiento, la almohada no para de soñar
y la esperanza de cambiar se estrella y crece adentro de la volqueta
El pato sigue cagando...
